Ilusiones acústicas
percepción del sonido

A veces me pregunto cómo funciona el mecanismo de la mente. Bueno, es algo que todo el mundo se pregunta alguna vez, y no me creo Kant o Wittgenstein por reflexionar sobre asuntos metafísicos. Solo a veces, en los espacios temporales que te dejan tiempo para pensar en cosas de una complejidad mas elevada que las cotidianas tareas de trabajar comer y hacer la lista de la compra, disfruto intentando resolver enigmas que yo mismo me planteo.
Hoy sin ir mas lejos he dado un paseo hasta el parque del Segre, una zona donde gracias a los juegos olímpicos del 92 se construyó un circuito de aguas bravas. Estaba allí oyendo música, y en mitad de “Here comes your man” se ha agotado la batería del mp3. Pero en mi cabeza ha sonado hasta el final, exactamente las mismas notas que hubieran hecho vibrar los auriculares, que hubieran hecho vibrar mis tímpanos.

Tengo la desgracia de analizar con toda la precisión de la que soy capaz cualquier música que me llama la atención. Y me fascino con giros melódicos que no me espero, me enamoro de la belleza de una estructura armónica, casi con tanta fuerza con la que me puedo enamorar de una mujer. Son amores completamente distintos, pero amores al fin y al cabo. Y como suele pasar con los amores, primero la relacion es apasionada y paulatinamente deja de ser lo que un día fue, deja de sorprenderte.Esa actitud con la música me hace devorar piezas continuamente , y disfruto de ellas a un nivel que siempre intento contagiar, lo consiga o no ya no depende de mi sino de lo perceptiva que se encuentre la otra persona. No se si mi forma de alimentación musical es mejor o peor que cualquier otra, pero me es imposible cambiarla. Principalmente porque no quiero hacerlo.

Y es gracias a éste análisis meticuloso y milimétrico por lo que soy capaz de reproducir en mi cerebro cualquier canción o pieza musical que en algun momento me haya apasionado. Tanto cosas relativamente simples como la anteriormente mencionada “Here comes your man” hasta álbumes de la talla de “Bitches Brew” de Miles Davis. Una vez leí una entrevista con el frontman de Muse, Matt Bellamy y decía que él no escuchaba música, solo tenia que imaginarla para poder escucharla. Ésta frase que en un principio me pareció a todas luces presuntuosa resultó ser válida para explicar con pocas palabras lo que intento describir con este farragoso texto.
Y me pregunto si es necesario tener nociones musicales o haber absorbido la esencia de la música para disfrutarla plenamente. Tu respuesta inmediata será negativa, ya que conocerás mucha gente que goza la música sin conocimientos de solfeo. Pero no te equivoques, el solfeo es simplemente saber leer y escribir el idioma musical. Hay quien sin saber leer ni escribir es capaz de comprender y asimilar la belleza de las palabras, y quien siendo analfabeta es capaz de hablar. Esto es algo que siempre digo a quien me pregunta si para saber tocar un instrumento es completamente necesario aprender solfeo. Hay músicos de escuela y músicos que se guían por la intuición. El talento esta íntimamente ligado con la intuición, y no con la escuela. El estudio solo debe servir para pulir y descubrir nuevas dimensiones donde desarrollar el talento. Tienen que ser herramientas para que a la hora de expresarte tengas los recursos para poder decir lo que quieres y no solo lo que sabes. Pero por encima de ello, tienes que tener algo que decir.

Por tanto, intentando situar de nuevo este discurso, intento pensar qué es lo que pasa por mi cabeza cuando recuerdo una canción. Piensa tu también. ¿Recuerdas la batería? ¿Recuerdas esos vientos que suenan de fondo? Yo a menudo no, pero ignoro como se las arregla mi mente para que no me de cuenta de que solo tengo una parte de la pieza musical y me haga creer que lo tengo todo. Es como una ilusión óptica, pero en el plano acústico. Muchas ilusiones ópticas se basan en el hecho de que el cerebro rellena automáticamente los patrones que cree que deberían ir colocados donde realmente no existen y tenemos que hacer un esfuerzo extra por verlos. Haciendo este esfuerzo extra para la música me he dado cuenta de que las ilusiones acústicas son mucho mas naturales y cotidianas, y es por esa naturalidad sumada a que el mecanismo es inconsciente, por la que hasta que el mp3 ha dejado de sonar no me he planteado todo esto que aquí escribo.

escupido por elHijoDelFonk a eso de las 2:27 p. m.